martes, 24 de julio de 2012

SILENCIO QUE ENSORDECE CUAL RUIDO DE UNA LÁGRIMA QUE CORRE EN LA MEJILLA DEL SUFRIMIENTO, PODER DE UN SONIDO QUE DETIENE AL MAS VELOZ DE LOS MOVIMIENTOS, PODER QUE DESCONCIERTA EL DE AQUEL QUE GRITA CON LA MIRADA Y CONSUELA CON UN PEQUEÑO GESTO. NADIE EXPRESA NADA  TODO SE PIERDE EN EL RUIDO QUE NOS DA EL SILENCIO.

jueves, 5 de abril de 2012

Por los caminos del sentimiento del dolor, sin la esperanza del consuelo que se vuelve efímero por miedo al olvido

miércoles, 21 de marzo de 2012

somos la parte perfecta de aquel que no ve nuestra imperfección

sábado, 25 de febrero de 2012

Cuando deseas ayudar y lo que perciben los demás es que deseas imponerte...

sábado, 18 de febrero de 2012

Momentos de espera...

5 de la mañana, hora de levantarse y salir con los perros, el cuerpo algo pesado porque el sueño de medianoche fue demasiado ligero, por la tensión de lo que sucedería en pocas horas, con la tarea ya realizada, los perros satisfechos de andar y hacer sus cosillas camino de regreso a casa, como deseando no tener que hacerlo pero era inevitable ya estaba allí...
Se escucho mi nombre, era claro que había llegado el momento, uno de los hombres que estaban en la recepción después de entregar y firmar todos los documentos y de esperar en una pequeña sala llena de sillas me pidió que lo siguiera, vaya pasillo por el que me llevo, tenia la misma apariencia de los pasillos de los hospitales psiquiátricos de las películas de terror -que no me gusta ver- Amplios, un piso blanco impecable, y al fondo dos puertas  que conducían a un segundo pasillo mas angosto y con varias puerta a sus lados, me indica en cual entrar y me deja ahí. No sabia que hacer, me recline en una silla de esas de despacho, de color negro y bastante frías que delante tenia un puf para reposar los pies, en mis pensamientos trataba de medir el tiempo que había transcurrido sin que nadie apareciera, de repente aparece una mujer mayor con su uniforme azul y su gorro como aquellos de baño, me pregunta que si estaba nerviosa, le he dicho que no, me da una bata color rosa - bueno, creo que rosa ya de tanto uso parecía había perdido vida ese color- Me indica como colocarme y me dice que espere, otro tiempo largo, reclinada en esa silla fría y con el trasero descubierto, no se cuanto tiempo paso, me adormite hasta cuando escuche a un hombre preguntarme si era la paciente de la doctora Nadia, le dije que si con un pequeño movimiento de cabeza, enseguida sale de la pequeña habitación y solo le escucho decir que me canalizaran, que la doctora tardaba y como todo hombre quejándose porque aseguraba que su tardanza era por estar arreglándose -Qué sucede con los hombres? Para ellos es tan sencillo salir hasta sin ducharse....
Pasaron los segundos, los minutos y aparece nuevamente aquella mujer mayor dispuesta a perforar mi mano con una aguja, me dice: no me hale la mano sera un momento, no dolerá. Pero por Dios, sentí un dolor inmenso como si apuñalara mi mano y de repente un liquido que comienza a correr por mis venas hace que mi garganta se reseque, dice con satisfacción: Listo, quedo muy bien, como si fuera terminado una obra de arte, da media vuelta y se va dejándome nuevamente sola en aquel cubículo donde solo cabía esa silla negra fría, vaya que el tiempo pasa lento cuando es para torturarnos, la espera es eterna y todo se vuelve en cámara lenta. Cuando estaba perdida en mis pensamientos alguien me saca de ellos y me conduce a lo que seria mi destino final, una habitación llena aparatos indicadores y unas lamparas que me permitirían ver todo lo que la doctora me haría. Llego el momento, comenzaron a conectarme cables, y de repente solo sentí como corría agua fría entre mis piernas
Que sucedió? No lo se, solo escuche una vez más mi nombre y sentí que me movía, algo cubría mi cuerpo y no sabía que era, y nuevamente el tiempo paso, a lo lejos escucho la voz de Doris-hasta que supe el nombre la joven enfermera- y las risas de sus compañeras, el llanto de un bebe que acabaría de nacer y le gritaba al mundo que ya había llegado para ser parte de el. Todo me daba vueltas, mi cuerpo temblaba de frío y boca estaba reseca, pedía un sorbo de agua pero solo recibí un no por respuesta, según Doris aun no estaba totalmente consciente para beber, y que iba a saber ella, yo moría de sed... Tuve que demostrar que podía sentarme para recibir un sorbo de un jugo de guayaba, que me supo a gloria, pero el sedante aun tenia poder en mi, me tambaleé y me tuve que recostar nuevamente sobre la cama, en ese lugar solo habían camas vacías, algo frió y tenebroso para mi, deseaba salir pronto de allí, logre convencer a mi cuerpo para que se levantara y saliéramos de ahí, Doris me ayuda a bajar de la cama , me conduce hasta el lavabo para vestirme y nuevamente regreso a la primera habitación, aquella donde solo están las sillas negras y frías, a la espera que mi esposo llegara por mi, al fin aparece y con el un vigilante empujando una silla de ruedas que me conduciría a la puerta de salida, me llevo por aquel pasillo tenebroso pero que esta vez para mi se veía diferente porque ya me iba. Se acabo la espera.

martes, 14 de febrero de 2012

CAMINANDO ENTRE CALLES IMAGINARIAS QUE CONDUCEN A UN SITIO DESCONOCIDO, QUE SE VUELVE TU REALIDAD PORQUE TERMINAS DESCUBRIENDO LO QUE NUNCA HABÍAS ENTENDIDO, DISFRUTANDO LA BELLEZA INSÓLITA, ILÓGICA, DESCABELLADA DE VIVIR AQUELLO QUE UNA VEZ TE FUE PROHIBIDO

sábado, 21 de enero de 2012

A las puertas de quitar las piedras que hacen que el camino de la vida sea algo más difícil de lo que realmente debería ser

domingo, 8 de enero de 2012

Los escuchas gritar
Los ves sudar
Cada día la escena es la misma, el ruido de las maquinas, el calor sofocante de la planta... mecánicos y soldadores entre la jungla de motores, rotores, grasas, calor, y descontentos. Puede ser que la vida sea sencilla pero nada más es mirarlos y preguntarme en que momento estos hombres decidieron pasar su vida con el cuerpo untado de aceite, manchado de grasa y oliendo a infierno - si es que como huelen, olerá el infierno-
Ver al viejo Simón perdido entre martillos y cobres, a toño con su miedo a perder el trabajo, así se va perdiendo la vida de hombres que sin darse cuenta su mundo no es más que retazo...
Y que decir de aquel pobre viejo que abre y cierra la puerta de entrada, el señor edgardo, ya hasta la audición ha perdido, como se ve perdida su mirada; mientras espera la hora para descansar en su casa con al incertidumbre si ese día habra quedada y su jornada aburrida y monótona se alargue unas cuantas horas más.
Tus amigos no son los que se rien contigo sino aquellos         que te regalan una sonrisa cuando lloras!!!