Basta una mirada para encontrarse y sentir que ya no estarían solos
ya su mesa no tendría un lugar vacio, ahora sería una mesa para dos.
Donde las miradas y los besos se compartian, el aire se disfrutaba y
las risas eran el plato del día.Pero un día cualquiera algo sucedió en la
mesa para dos., algo nuevo e inesperado, que todo destruyo.
Y es que sin darse cuenta la mesa dejo de ser para dos, alguien más
se sentó.
Ahora la historia se pone interesante, donde comen dos no siempre comen tres ¿tendrá que irse alguien?
ResponderEliminarUn abrazo.
Ehse